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008 Dr. Antonio Acosta, 11-22-2015

En la tarde de ayer falleció de un ataque masivo al corazón, mi amigo personal el Dr. Antonio A. Acosta Fernández con 89 años de edad.

¿Quién era el Dr. Acosta? Para mi fué un sincero amigo y profesor de mis tres hijos en Emerson High School en Union City, NJ. Nacido en la finca «El Naranjo» Consolación del Sur el 1º de septiembre de 1929 en el hogar formado por Ricardo Acosta González y Josefa Lina Fernádez Pérez, con sus hijos: Ricardo, Juan, Pablo, Eufemio y «Nena». Quedó huerfano a los 13 años de edad, (en Mayo 9, 2015 publiqué el impactante poema suyo escrito a su madre titulado: «Así es mi amor». Se graduó en la Escuela Normal de Maestros de Pinar del Río y fué maestro de la escuela primaria de su pueblo, fabricada por su padre dentro de su finca, posteriormente se trasladó para La Habana para continuar sus estudios graduándose en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de La Habana.

Ejerció como profesor de matemáticas en la Havana Military Academy, el Instituto de Segunda Enseñanza del Vedado y en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana. En el año 1963 renunció como profesor, por no estar de acuerdo con la ideología política establecida en Cuba. Tres años y medio más tarde se trasladó a los Estados Unidos, donde comenzó sus estudios obteniendo un Master con especialidad en Literaturas Hispánicas y Educación, con grado de excelencia en Montclair State University. Comenzó  su apostolado como profesor, logrando ampliar su gran experiencia tanto en Estados Unidos como en otros paises, siendo profesor en siete diferentes universidades y jefe del departamento de Lenguas Extranjeras en el Emerson High School en Union City, NJ.

Fué un extraordinario discipulo del Apostol de nuestra independencia José Martí, en una de sus distintas visitas a España donde impartió charlas en la Universidad Complutense de Madrid, se trasladó a la Universidad de Zaragoza donde nuestro Apostol cursó estudios, pudo obtener parte del expediente académico de José J. Martí Pérez. El Dr. Acosta después de varios años de lucha, gracias a él, logró que la Real Academia de la Lengua Española, aceptara la incorporación de la palabra «Martianísmo» como parte de nuestra lengua castellana.

El Profesor Acosta durante su fructífera y larga carrera de poeta, llegó a ser autor de ocho poemarios, como dijera el antólogo Dr. Eduardo Lolo en la introducción de la  Antología Poética 1985-2012: «la lira de Acosta se caracteriza por una amplia gama de tonalidades que van del verso rimado y medido al verso libre, de las formas cultas a las populares, del amplio paisaje al retrato individual, del trópico a la nevada, de la pérdida a la esperanza»  «…… No en balde los prestigiosos premios recibidos y los elogios de críticos de envergadura que han juzgado sus versos». «….. La cubanía persiste en la poesía de Acosta aunque las huellas de su autor sobre el suelo natal hayan quedado para siempre huérfanas.»……Cronológicamente, el poeta ha vivido más tiempo en los Estados Unidos que en Cuba; poéticamente, no ha partido todavía»……. Presento, entonces, al lector una selección poética de Antonio A. Acosta formada por versos que están aquí y son de allá».

El Dr. Acosta ha pertenecido a gran cantidad de instituciones: Como mazón obtuvo el máximo grado alcanzable en la mazonería, el Grado Filosófico Nº. 33 y de Gran Maestro. Tambien perteneció al Círculo Panamericano de Cultura, PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio, Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, Colegio Nacional de Periodistas de Cuba en el Exilio llegando a ocupar la Presidencia en diferentes épocas por un lapso llegando a sumar 22 años, Academia de Artes, Ciencias y Letras de París, Asociación CEPI de NY, Asoc. Prometo de Poetas Españoles, Asoc. Cultura y Paz de Madrid, Academia Poética Darío Espina (miembro de honor), Cuadratura del Círculo Poético Iberoamericano (miembro de honor), Academia Ponzen de Portugal, Ediciones Rondas de Barcelona (ex corresposal), Revista Canarias Puente entre Continentes (ex corresponsal), Asoc. Atenea de Miami, Academia Poética de Nápoles y Catania (académico de honor) y recientemente fué incorporado como miembro a la ANLE Academia Norteamericana de la Lengua Española.

Llegue a sus hijos Rosalín, Tony y Fernando Padrón, a su querida esposa Ana Cueto «Cuky», a su nueve nietos incluyendo a la recien nacida Valentina, a los sobrinos y demás familiares a mi nombre y de mi familia, mis más sinceras muestras de dolor por tan valiosa pérdida familiar, elevando oraciones al Gran y Todopoderoso Dios por el descanso de su alma.

Su cadaver será expuesto en la Funeraria Morgado en la calle 45 entre Bergenline Ave. y Kennedy Blvd., Union City, NJ, el martes Oct. 2 desde las 4 pm. hasta las 9:00 pm. y el miercoles Oct. 3, se realizará la misa de cuerpo presente en la Iglesia San José de Palisade en la calle 65 esq. a Palisades Ave. en West New York, NJ, posteriormente se partirá para el Campo Santo en Fairview Ave., Fairview, NJ para los que deseen acompañarle, puedan hacerlo.

La Casa Grande de Lino Alonso C.

Tienda de Lino Alonso, foto tomada en 1942 desde la esquina de la calle Martí, viendose el lado izquierdo (frente a La Campana) y el lado derecho con la calle Moncada (frente al actual Oficina de Correo), en Sagua de Tánamo.

Continua el relato de Manuel Villanueva narrando, con adiciones realizadas por mis recuerdos personales y de otras personas que vivieron esas experiencias.

A la dura situación que vivimos en nuestro pueblo durante los meses del sitio, motivada por las carencias de alimentos, medicamentos y todo lo material necesario para desarrollar nuestras vidas en forma normal, así como la falta de libertad para movernos a otros lugares y a las constantes amenazas de las fuerzas armadas del gobierno, sobre cada uno de los que no éramos simpatizantes del gobierno, se sumaba el peligro de perder la vida por las balas perdidas en los combates contra nadie en particular, hacia las montañas y desde ahí hacia el pueblo, las cuales originaron muertes incluyendo dentro de sus propias casas.

Todo éste cuadro dramático no era exclusivo dentro del perímetro del pueblo, tambien los campesinos tenían dificil el desarrollo de sus vidas, con la ventaja de que no tenían la amenaza del ejército del gobierno sobre ellos en sus barrios, pero además de las carencias en alimentos y medicamentos los cuales para obtenerlos tenían que venir al pueblo, el hecho de venir a buscarlos los exponían ante el Ejército como sospechosos de que fueran miembros de las fuerzas rebeldes. Los campesinos eran interrogados por los soldados en las distintas postas, situadas en todas las entradas de los diferentes puntos geográficos de nuestro pueblo.

Igual que en los distintos pueblos situados en la periféria del II Frente Oriental, en nuestros campos los dueños de fincas o de negocios comerciales, tenían que realizar el pago de una especie de impuesto al Ejercito Rebelde como contribución o aporte a la causa revolucionaria. Existía un porciento a pagar según la producción de su finca, en las cafetaleras era según la cantidad de latas de café recogidas, en las cañeras también era basado en la cantidad de caña cortada, asi tambien los dueños de tiendas o bodegas tenían que pagar la cuota asignada. Había soldados rebeldes que su trabajo era recolectar esas cuotas, tenían un área determinada bajo su responsabilidad, la recorrían montados a caballo y algunos visitaban negocios en pueblos en los cuales ellos no fueran conocidos e  identificados por los vecinos.

Por delaciones realizadas contra los Hnos. Villanueva, el día 8 de diciembre de 1958 los militares del Ejército realizaron un registro en la Tienda de Manuel Villanueva situada en la calle Los Maceo y Carlos M. de Céspedes al lado del Liceo. Los militares estaban bastante bebidos, hacen registros y se llevan cantidad de ropas, algunos víveres de lo poco que queda y licores de calidad. En su registro encuentran pantalones y camisas de color verde olivo. La única persona que se encontraba al frente del negocio era Dionisio Villanueva, lo vejan despiadadamente y al fin le tiran un tiro que le pasa a ras de la sien. Lo dejan creyendo que está muerto y vuelven a buscarlo al saber que no lo han matado y se lo llevan preso. Son momentos de verdadero martirio mental. Los insultos y vejaciones se recrudecen. El organismo se desequilibria para siempre.

Debido a la carencia artículos comestibles en la mayoría de las tiendas, bodegas, kioscos y las carnicerias, como siempre sucede en todos los lugares y en todos los tiempos, en Sagua tambien hubo quienes se aprovecharon de esa situación, unos comenzaron a vender harina de maíz hecha por ellos en sus casas, aunque nunca se hubíeran dedicado a esa actividad, otros vendían aguacates cosechados en sus patios, otros vendían mangos, pero hubo otros como un personaje de nombre Pedro muy conocido en nuestro pueblo, integrante de una familia muy querida y seria, pero en algunas sale alguien descarriado del rebaño familiar.  Este personaje fué a la casa del Dr. Raul Díaz Cabrera, ofreciendole carne de chivo, en la calle Moncada entre Los Maceo y Mejias, exáctamente al fondo del Centro Telefónico, en lo que ahora estaría en la mitad de la pared lateral del actual Cine Sagua y frente a la 2da. escalera del edificio actual donde se encuentra el Banco de Ahorro.

La señora Goya madre de «Moncada» quien cocinaba y cuidaba la casa del médico, al ver la oferta hecha por Pedro, a quien ella conocía por ser contemporáneo con su hijo «Moncada», no se resistió ante la tentación de tener carne, lo cual era un alimento extraño verlo desde hacía varias semanas, era un verdadero lujo en esos momentos colocarlo en las mesas de nuestro pueblo, por lo que ella la compró para darle la sorpresa a la familia. Al calentar la carne y ésta comenzar a hervir, notó que de la olla salía mucha espuma y un olor desconocido para su larga experiencia como cocinera. Se asombró y llamó por telefóno al doctor a la Clínica Manuela Jardínes, o a la ONDI, al llegar éste, le pidió a Goya le entregara la carne, se la llevó y al realizarse un análisis en un microscópio, se determinó que en lugar de ser chivo, realmente era carne de perro.

No recuerdo la fecha, sucedió pocos dias antes de la Toma de Sagua, imagino fuera en la última reunión donde mi padre salió al campo, junto a otros comerciantes y donde creo tambien estaba un maestro, para conversar con los oficiales rebeldes. Al retornar a nuestra casa nuestro padre nos hizo comentarios sobre la conversación sostenida, donde un oficial les dijo: -Esta es la étapa insurreccional, la revolución vendrá después y si los americanos se ponen a j…. , pelearemos también contra ellos. Con el  nivel educacional de mi padre e imagino el de la mayoría de los otros que le acompañaban, ellos no comprendieron el significado de ese mensaje. Eran hombres que toda la vida habían trabajado duro, luchando por darle a sus hijos un futuro mejor al que ellos tuvieron, ninguno era intelectual, ni habían estudiado filosofía, economía política del capitalismo, ni del socialismo, marxísmo, dialéctica, etc., que les permitiera entender lo que escuchaban, donde ya se manifestaba el fin que se buscaba con esa lucha, y realmente desconociamos cual sería nuestro rumbo a seguir en el futuro, cuando se derrotara la dictadura de Batista.

El 11 de diciembre de 1958 los guardias determinaron prenderle fuego a la vivienda de la familia Flores-Cuenca en la calle José A. Saco y próximo al cementerio, ya que miembros del Ejército eran conocedores de que Francisco (Pancho) hijo de Amada Cuenca se había incorporado al Ejercito Rebelde y sobre Carmelito Flores esposo de Amada, ellos tenian delaciones de que él era participante en la lucha clandestina y en esos dias ya éste había escapado del pueblo. Con ese incendio tambien se destruyeron varias viviendas, entre ellas la de la familia de Bobo Carbó, la de Celestino García Regalado y Victoria Ruiz Silverio, los integrantes de la familia Valiente y otras más, ya que las llamas se extendieron hacia el fondo llegando a la calle Serafín Sánchez, frente a la entrada del cementerio.

Diciembre 16, visperas de San Lázaro: Hay silencio en la ciudad, el ambiente está cargado de malos presagios. Una bandera del 26 de Julio aparece enhiesta a la orilla del río. No se escucha un solo tiro, el comentario del día es la bandera y la preparación que hacen algunos soldados para celebrar su San Lázaro en el rústico altar que han erigido ordenado por el Cabo Lara frente a la posta de la descascaradora de Lino Alonso, en la salida hacia Bazán. Hay inquietud en los residentes cuando José Fuentes conocido por «Chengue» estando borracho y al servicio de la Estación de la Policía Nacional, avanza a quitar la bandera del lugar donde estaba. Realiza la operación sin muestras de represión por parte de los rebeldes, entra con ella y la exhibe por varias calles del pueblo. La inquietud de las personas conscientes se acentúa. Esa acción realizada por «Chengue», le costó largos años cárcel. Despues de tomar el poder el Gobierno Revolucionario, en enero de 1959 fueron celebrado varios juicio a simpatizantes del Gobierno de Batista con diversas acusaciones, ser realizaron en el local del Club Oriente (ahora Rio Cristal) en la calle Los Maceo; fungió como Presidente del Tribunal Revolucionario Alberto Prego Bravo; entre los condenados estaba «Chengue» a quien el Fiscal pidió PENA DE MUERTE, pero fue sancionado a más de 30 años de prisión.

Temprano la ciudadanía se recoge en sus casas, se nota la complicidad en el silencio durante la caida y puesta del sol. Algunos sospechan que algo grave va a pasar. Todos se callan y el silencio se hace cada hora más irritante. Después conoceremos que desde muy temprano en la noche, el pueblo ha sido rodeado completamente por las tropas rebeldes. Ya sobre las 7 de la noche ha entrado en nuestra descascaradora (al lado del actual hospital Juan Paz Camejo) un fuerte destacamento de rebeldes. Se han atrincherado con los sacos de café, son varios los campamentos que asedian la toma del pueblo muy silenciosamente, cuando llegue la hora cero, han actuado con verdadera habilidad y sigilo, formando frente a todas las avanzadas y fortines de los soldados.

Sobre las 10 y media de la noche se escuchan algunos tiros lejanos, son legiones de jovenes rebeldes los que entran al pueblo, de los que estaban en la descascaradora de los Hnos. Villanueva, algunos avanzaron hacia la posta del Ejército frente al cementerio. Integrantes de la Comp. 19 bajo las ordenes del Tte. José Lupiañez  cruzando cerca al Estadio desde La Margarita, los primeros se dirigen a la descascaradora de café de Lino Alonso, en este intento se enfrentan a los guardias del Cabo Lara, donde cayó Hugo Argüelles Matos, un poco mas tarde cae Walfrido Iglesias y después Santos Céspedes. Seguidos por el grupo del Tte. Pantoja salieron a una vega y llegan a la casa de Juanito Paz para tomar la Valla ubicada en la calle Calixto García, en el ataque por la parte de arriba, entran los dirigidos por el Tte. Pancho González atacando por el fondo, en la acción algunas casas cogieron fuego al igual la Valla, provocando la huida de los guardias, quedando rezagado el Cabo Montano, que en un ademán lanzó una rafaga a tres rebeldes y derribando mortalmente herido al Sargento Rebelde Juanito Paz Camejo, quien fué asistido por Cuca Cánepa dentro de su casa y ayudada por Merita Cruzata la esposa de Roberto Acosta; el Tte. Pantoja se encargó de ajusticiar en el momento al Cabo Montano.

Otro grupo que quedó junto al Cdte. Anibal en La Margarita cruzó el río, tomaron las primeras calles del pueblo, recto hacia el centro, llegando al Parque Martí por el costado de la gran escalinata de la calle Bartolomé García, protegidos por el muro del parque y se posesionan en la Iglesia subiendo a la torre del campanario. Otros grupos integrantes de la Columna del Cdte. Lussón, cruzan desde el paso de Limba, pasan el aeropuerto de «4 Vientos», unos subieron a enfrentarse con la posta del Ejercito situada en la Planta Eléctrica, otros subieron por la Loma de Belica en la actual calle 3ra. de la Ceiba, otros por la calle Carlos M. de Cespedes detrás de la tienda de Pereda y Salmón llegando a la esquina del Parque Martí y otros por la loma de la calle Moncada, hacia la Escuela Pública Juana Bastard detrás de la Tienda La Campana llegando hasta la calle Martí.

Yo recuerdo escuchar en el silencio de la noche, pasar a los rebeldes caminando frente a mi casa, y llamarse murmurando: «Acá en la Iglesia, la gente de Anibal, aquí en la iglesia», escuchabamos los murmullos y los pasos de gran cantidad de personas, estaban protegidos por el muro que existía en el parque frente a mi casa hasta la gran escalinata en la calle Bartolomé García y tambien los protegía el edificio del Liceo y la Colonia Española al otro lado del parque en la calle Carlos M. de Céspedes, por lo que al llegar los combatientes al área del parque Martí a esas horas, no tenían riezgos por los disparos del Ejército desde el Cuartel de la Guardia Rural y los soldados «casquitos» acuartelados en el Ayuntamiento y en la Zona Fiscal en la calle Pérez André y Los Maceo.

A las 11 dela noche apróximadamente se escuchan descargas cerradas y el fuego nutrido se confunde con las vivas enardecidas de Cuba Libre y del 26 de Julio. Por diferentes puntos los soldados rebeldes fueron entrando y concentrandose en el centro del pueblo en torno a la Iglesia Católica con el Parque José Martí, en la esquina de La Campana y la Farmacia Cerver y tambien en el Mirador al final de la calle Martí.

Se había cumplido el objetivo tomar el centro del pueblo y dividir las fuerzas del Ejército. En la Iglesia quedó establecida la Comandancia. Tocaron las campanas de la Iglesia e instalan ametralladoras en la propia torre de la Iglesia e inician el tiroteo, tambien en los altos de la Farmacia Cerver (actual INDER) y en otros edificios elevados y sólidos del pueblo.

Pasaron algunas horas y antes de comenzar las luces del amanecer, se escuchaba a los rebeldes llamando a «Argeo» llamaban a Argeo Abella quien era agente de una Compañía de Seguros y era uno de los enlaces del Movimiento 26. Tambien en mi casa yo recuerdo escuchar la voz de alguien cantando: «Tu que me decias que Yayabo no salía más, Yayabo está en la calle con su último detalle……….»  recuerdo hubiera algún corto silencio y se volvía a escuchar la voz repitiendo y entonando esa canción. Hasta hace unos meses yo tenía algo borroso esos recuerdos, desconocía quien estuviera cantando a esas hora de la noche, y más durante esa dura y peligrosa situación.

En una oportunidad me levanté de la cama y al ir a la sala de mi casa, ví un rebelde durmiendo acostado boca abajo, sobre un colchón que mi madre le colocó en el piso, tenía las botas puesta y se veían del lado afuera del colchón. Mi madre me dijo que era conocido de la familia Laurencio u Olivares, no recuerdo exácto. En ese momento se despertó y dijo que tenía dos dias sin dormir, y sin comer comida hacía bastante horas, ella le brindó sopa caliente, porque él tenía instrucciones de no comer sólido, previendo una herida en el estomago. Nos dijo que si un jefe lo veía, le castigarían y se retiró de la casa después de dormir poco tiempo.

No puedo precisar la hora, pero de momento en mi casa, todos los presentes escuchamos llamando en alta voz: – Magdalena soy yo. No hubo respuesta, de nuevo: – Magdalena soy yo, P…. tu hermano, ábreme la puerta. Se escuchó varias veces el llamado, no hubo respuesta. De momento se escuchó: – Ay P…., por Dios, vete que nos vas a perjudicar.

Recientemente conversando con Guicho Viñals Fernández, me dijo que pasado los primeros momentos de la entrada de los rebeldes, en la oscuridad de la noche y cuando todavía no había disparos por parte del Ejército contra los rebeldes en el área del Parque Martí, él junto a Manolo Fernández hermano de Lolo y otro que no recuerda el nombre, pero si recuerda le decían «El Ciego», ellos se encontraban en la esquina de las calles Martí y Bartolomé García, detrás de la Sacristía de la Iglesia, en donde provisional estubo la Farmacia de los Hnos. Gómez, ahora ahí en esa esquina hay un espacio formando como un pequeño parque entre los costados de los dos edificios actuales, dice que tambien ellos se movían cruzando la calle, pasaban para el corredor de la casa de Anita Barzaga la madre de Cucho Arrieta, ahí vieron a quien cantaba las estrofas de la canción que nosotros escuchabamos en mi casa, era un combatiente rebelde, también me confirmó Guicho que tanto él como sus acompañantes, escucharon el diálogo y las súpicas entre los dos hermanos mencionados.

Ya en las primeras horas de la mañana del 17 me paré en la puerta, y ví varios rebeldes sentados en la acera frente a mi casa, con el paredón del muro del parque a sus espaldas, algunos estaban comiendo caramelos, nos dijeron: era para mitigar el hambre, y algunos nos pidieron agua para tomar. Mi madre también, les dió algo de la sopa preparada y café, ahí recuerdo ver a Ramón Bornot a quien yo no conocía, y quien luego fuera dirigente municipal, también conocí a uno llamado Papito, que dijo era de Santiago de Cuba y pertenecía a la Tropa de Apoyo del Comandante Lussón y otros muchos que nunca más volví a ver.

En la mañana vino a nuestra casa Pedro Alvarez Pileta y habló con mi hermano menor quien tenía 8 años de edad y con igual nombre a él y a quien él llamaba «Pedruco», diciéndole que hacía falta buscara botellas vacias, mi hermano le entregó las que encontró, luego esas y otras botellas conseguidas en las viviendas de Isidoro Gutíerrez y Luisa Barreda, se utilizaron para hacer cocteles molotov.

Durante la mañana sonó el teléfono de mi casa, mi padre nos comentó: era Vivío González Aguilera, (Contador y Socio del negocio Columbie y Hechavarría) informando sobre el incendio que se aproximaba por la manzana cercana a su casa, situada casi al final de la calle Moncada en la esquina con Calixto García y que él saldría con su familia para escapar del pueblo.

El incendio venía subiendo desde la calle Mejias (detrás del actual Cine Sagua) y  avanzando por toda la manzana ya estaba próximo a la cuadra desde la esquina de la calle Moncada y Los Maceo, hasta la esquina de Carlos M. de Céspedes y Los Maceo, cuando los Rebeldes avisaron a las familias que habían dormido frente al Correo, eran las familias de Antonio Olivella Alvarez, el Dr. Brú Morín y Mario Toll, que durmieron en la casa al lado del Hotel Saratoga en la calle Los Maceo. Todos ellos saltaron por los patios y llegaron a la calle Martí, algunos se quedaron en la casa de Beby Gelpi (actual Museo de Sagua).

El avance incontrolado de las llamas, fué visto  por el Dr. Nanín y su hermano «Toñito» Gómez Sedano, Lino Alonso Castro, estos vecinos de la calle Martí, inclusive el Dr. Nicolás Gómez Sedano en la calle Carlos M. de Céspedes, todos los cuales preocupados, determinaron escapar hacia el campo, antes de que las llamas cruzaran a la manzana donde ellos vivian. Antes del momento de su salida del Dr. Nicolás con su familia abandonando su vivienda, me informó su hija Carmita que llegaron algunos Soldados Rebeldes con sacos vacios, pidiéndoles medicamentos, el Dr. Gómez Sedano abrió una puerta de su Farmancia y les dijo: «Tomen toda la que quieran y llenen los sacos que Uds. traen en las manos».

Desde nuestra casa, del otro lado del Parque Marti, poco tiempo después vimos tirar los cocteles molotov desde el corredor situado en la segunda planta del edificio del Liceo, hacia el techo de la Tienda de Manuel Villanueva de un lado, tiraron varios, porque no prendía la edificación, luego desde el otro extremo del corredor del Liceo, se tiraron varios cocteles sobre el techo de la vivienda y de la Farmacia adyacente del Dr. Nicolás Gómez Sedano, todas estas edificicaciones en la calle Carlos M. de Céspedes frente al costado de la Iglesia y al Parque Martí, prendiéndose toda esa cuadra ubicada desde Los Maceo hasta Martí, excepto la primera planta del Liceo y la Colonia Española que no se destruyó.

Conversando recientemente con mi prima-hermana Leonor «Nona» Bezanilla Jiménez, la cual vivía en mi casa junto a su abuela Tomasa González la que a su vez había criado a mi madre, por lo que le llamabamos abuela; Nona me comentó que ella también vió desde nuestra vivienda a soldados rebeldes desde la calle Carlos M. de Céspedes, situada a nuestro frente y al otro lado del Parque Martí, tirando botellas con combustibles ardiendo, sobre el techo de la vivienda del Dr. Nicolás Gómez Sedano, al lado derecho del Edificio del Liceo y la Colonia Española, ahora Casa de la Cultura.

Luego mi padre salió de la casa, desconocíamos a donde había ido, después de varios minutos regresó el viejo, estaba bien nervioso y muy sudoroso, nos dijo que había ido a la Tienda, al cruzar la esquina de la calle Martí y al regresar, le dispararon, nos dijo: «Las balas picaron a su lado», un rebelde le regañó porque hacía pocos minutos, en ese lugar hirieron mortalmente y había fallecido Pedro Alvarez Pileta, al tratar de entrar a la Sacristía de la Iglesia. Mi padre ante nuestras reclamaciones, nos dijo que había ido a buscar dentro de la caja fuerte de la Tienda, las Escrituras Notariales de la propiedad, jugandose la vida, sin imaginar lo facil que las perdería, algunos añitos más tarde.

No comprendo la razón por la cual soldados rebeldes, incendiaron esos edificios de la Tienda de Manuel Villanueva a un lado del Edificio del Liceo y la Colonia Española, y del otro lado la vivienda del Dr. Nicolás Gómez Sedano y su Farmacia, los cuales toda mi familia y yo personalmente vimos tirar varios cocteles molotov, considero no tenían motivo, ya la candela venía desde la mañana destruyéndolo todo en esa misma manzana, y tambien por el otro incendio originado en la Tienda «La Casa Grande» de Lino Alonso en la esquina de la calle Moncada con la calle Martí, frente a La Campana, donde varios mas tarde se conoció, por comentarios de testigos oculares, que al menos dos empleados traicioneros y mal agradecidos del propio negocio, uno soldado rebelde y otro civil, ayudaron a incendiarla.

Minutos antes del medio día, desde nuestra casa, veíamos las llamas al costado y al frente del Parque Martí destruyendo la Tienda de los Villanueva y toda esa cuadra hasta Martí, tambien ardía en la otra cuadra lateral de la calle Los Maceo y haciendo esquina con la Talabartería de Pepe Alfonso,  igual veíamos arder el Bar Martí, la Farmacia de Elio Ramírez y su vivienda personal, el fuego seguía hasta llegar a la esquina  de la familia Columbié Garcell y el Dr. Angel P. Besalú Osorio, teniendo el costado en la calle Bartolomé García. Desde nuestro portal veíamos a nuestro lado izquierdo, en la acera lateral a la casa de las Columbié Garcell, al profesor José L. Peña Aguilera, su hijo Fello y otros, sacando cubos de agua, amarrados con una soga, desde el aljibe situado en el corredor de la Farmacia (ahora Piloto) en la calle Los Maceo, llevándolos por adentro del edificio, para salir por las puertas ubicadas en la calle Bartolomé García y arrojando el agua a esas puertas laterales, que comenzaban a echar humo al calentarse la pintura protectora de la madera, originado por el cercano e intenso calor recibido desde el frente, por las brasas ardientes de la casa de las Columbié, siendo ésta una  construcción más alta de esa esquina debido al desnivel del terreno, con lo cual pudieron lograr evitar, que el incendio pasara a la Farmacia y así destruir a la siguiente manzana que llegaba hasta la calle Ferié.

En mi casa el calor se sentía extremadamente fuerte y asfixiante, procedente de la cuadra cercana a menos de 60 metros; se escuchaban explotar los pomos, con los productos químicos del Laboratorio de la Farmacia de Elio Ramírez. Mi padre nos orientó que teníamos que salir hacia Miguel, llamamos a los vecinos Ruben Cuervo y su familia con Luisa Barreda Columbié ya que ellos se encontraban en la casa de Doña Luisa. Cruzamos la calle Martí, doblamos a la derecha en Serafín Sánchez y bajamos por la loma frente a la casa de Gabriel Palma (ahora 3ra, de la Ceiba), seguimos en dirección a La Plazuela como parte del Barrio de Miguel; antes de llegar detrás de la Descascaradora de Villanueva, y desde una de las garitas de los casquitos, ubicada arriba en la montaña y detrás del Cementerio nos dispararon, según yo creía recordar, las balas picaron al lado de Doña Luisa Barreda, por suerte no la hirieron, caminabamos por el bajo nivel del terreno, en lo que ahora es El Martillo, el pequeño paredón a nuestra derecha arriba, con la Descascaradora y algo más adelante, donde años más tarde se construyó el actual Hospital Juan Paz Camejo, nos protegia de la vista directa y las balas de los guardias.

Mi prima Nona Bezanilla y su abuela Tomasa González con 71 años de edad, quienes escapaban del pueblo junto a nosotros por ser integrantes de mi familia y con la familia de Ruben Cuervo. Nona me recordó que realmente llegando nuestro grupo a costado de la Descascaradora de Café de los Hnos. Villanueva, pasó sobre nosotros un avión del Ejercito, y fué desde esta nave aérea que nos dispararon, no fué desde la Loma detrás del Cementerio como yo imaginaba. Ella me recordó que por esa parte del actual Barrio El Martillo, en aquella época era una finca sin viviendas. Al cruzar nosotros entre los posibles «dos pelos de alambre de puas», se le enganchó parte del vestido de la Srta. Luisa Barreda, y al ella sentir que no se podía mover libremente, comenzó a gritar diciendo que estaba herida y que no podía continuar. Su sobrino Ruben que estaba a su lado, se reía y le decía: -«Tita no estas herida, tienes el vestido enganchado en la cerca». A pesar del momento tan dramático que estabamos viviendo, hubo carcajadas por parte de Ruben, la propia Luisa y por la mayoría del grupo que eramos los más jovenes. Por suerte para nosotros el avión no volvió de regreso.

Ahora me pongo a recordar, la forma en que nuestras ancianas acompañantes en el grupo, Luisa Barreda y Tomasa González las que se desplazaban con bastante dificultad y limitaciones, mientras que lo comparo con mis actuales 76 años y doy gracias a Dios por la vitalidad y normalidad en que hasta ahora lo puedo hacer.

Al pasar y llegar después del lugar de la actual Terminal de Omnibus y la cabeza del puente al Jobo, en dirección a La Plazuela en Miguel, había una posta de los rebeldes, ahí nos encontramos a un rebelde con una tupida barba, se dirigió a mí y me preguntó sobre la camisa color azul que yo estaba usando en ese momento. Yo no me había percatado que portaba la camisa del uniforme regular del Colegio De La Salle, al notarlo, le respondí que era del colegio, me preguntó en cual colegio estudiaba, le respondí que en Santiago de Cuba, al igual mi hermano Chuchú que estaba a mi lado junto al resto de nuestra familia. El rebelde me preguntó si yo lo conocía, – le contesté que con esa barba era imposible asociarlo para identificarlo con los alumnos, me dijo: «- Soy José Vaz Gutiérrez», enseguida lo recordé, porque precisamente en ese curso terminado en junio del 1958, él se graduó del 5º año como Bachiller en Ciencias y Letras y aunque yo estaba todavía sin comenzar el Bachillerato, todos los internos como viviamos ahí, conocíamos a casi todos los alumnos del Colegio.

Recuerdo el grupo nuestro huyendo desde Sagua y saliendo hacia Apolinario en Miguel, estaba formado por varias personas, además de mis padres y hermanos, estaba Ruben Cuervo y parte de su familia incluyendo a su tia Luisa Barreda Columbié con 77 años. Realmente he olvidado lo sucedido después de pasar la posta de los rebeldes, no tengo claro por donde nosotros cruzamos el río, no me viene a la memoria si lo hicimos cerca de la vivienda de Fidel Cabreja, o si seguimos en dirección a donde ahora existe un puente sobre el río Miguel.

Lo que si recuerdo fué ver en Apolinario, donde estaba la casa de mi tio Felipe, al Dr. Nicolás Gómez Sedano y parte de su familia, tambien recuerdo al Dr. Fernándo Gómez Sedano «Nanín», yo había olvidado estaba junto a su familia. Conversando recientemente con Carmita Gómez, me recordó que tambien estaba Lino Alonso y Fela su esposa. Esa noche dormimos los hombres en el local de la Tienda de mi tio Felipe y las mujeres con los niños en la casa familiar. Esa noche de diciembre estaba bastante fria sobre aquel piso de cemento, la frialdad pasaba los sacos de yute, recuerdo me metí dentro de un saco desde los pies, coloqué dos cajas de madera a lo largo, de las usadas en el embase de bacalao y las utilicé como colchón, para protegerme del frio del piso. Al siguiente día Ruben y su familia siguieron en dirección al Caró, los doctores Gómez Sedano y Lino, tambien se fueron a la finca de otras amistades.

Las experiencias vividas por otras familias, las detallaré en siguientes narraciones, ya que hubo muchos diferentes casos y otros con mayor peligrosidad. Tengo pendiente de publicar varias narraciones, pero estoy esperando por algunos amigos que no me envian sus recuerdos para yo poderlos unir a los que tengo en trámite, porque no quiero caer en contradicciones. También mencionaré mis recuerdos de los días posteriores al incendio y a nuestro regreso al pueblo despues de rendirse el Ejercito la noche del 24 de Dic. de 1958.

Miriam con esposo y con Hnos. Villanueva

Al centro Miriam y su esposo Manolito, junto a los hnos. Dionisio y Jose Antonio Villanueva con Digna Dubón.

Miriam Blanco Galban nacida en 1938 en Sagua de Tánamo, falleció en el amanecer de hoy Sept. 6, 2018 causada por un aurísma que la mantuvo ingresada dos dias. Sus padres fueron Benito «Leyva» Blanco y Luisa Galbán, siendo la mayor de los hermanos Mireya en La Habana, Magalis en Miami y Luis Manuel ya fallecido. Miriam desde muy pequeña y antes de la adolescencia, para que pudiera estudiar en la ciudad de Sagua, vino a vivir junto a la familia Calzada Pagés, pasando a ser un miembro más de la familia.

En 1955 Miriam junto a las hermanas Eva y Graciela «Chela» Calzada se trasladaron a vivir a la ciudad de La Habana, donde Eva estableció una Casa de Huespedes en la calle comercial Neptuno situada con el 414 y en los altos de la «Tienda Inclán» de ropa para mujeres y frente a «Tienda Cofiño» de ropa para caballeros y distante dos cuadras de la famosa calle Galiano.

Posteriormente se traladó a los Estados Unidos donde contrajo matrimonio con Manuel «Manolito» Iser Domínguez siendo los padres del Dr. Manuel Iser Blanco.

A su esposo Manuel, su hijo Manuel, sus hermanas Mireya y Magalis, a sus sobrinos, los numerosos primos y demás familiares, deseo expresar a nombre de mi familia, mis sinceras muestras de dolor por la perdida física de la querida amiga, elevando mis oraciones al Dios Todopoderoso para que reciba en sus manos y mantenga a su lado su alma, dándole el descanso eterno. A todas sus amistades se les suplica eleven oraciones por el descanso eterno de su alma.

Su funeral se realizará mañana viernes 7 de septiembre, entre las 2:00 y las 4:00 pm. y desde las 6:00 hasta las 9:00 pm. en Blackley Funeral Home situada en el Nº. 809 Broad Avenue, Ridgefield, NJ. Su cortejo desde ahí partirá hacia la Iglesia el sabado 8, a las 9:40 am. para la celebración de la Sta. Misa en la Iglesia de St. Josehp en 6401 Palisade Ave, West New York con su cuerpo presente, antes de dirigirse al Campo Santo.

Descanse en la Paz del Señor su alma.